¡Equipo y más! Germán Retana Clase de biología-2011
"La amistad termina donde la desconfianza
empieza." Este popular refrán ayuda a comprender por qué, en algunas
ocasiones, pese a que todo parece funcionar bien en un equipo, no se percibe
que el fuego por ganar esté encendido, que todos deseen ir por algo más que lo
suficiente, que el alma colectiva esté inspirada.
En cambio, en esos mismos dos ámbitos presenciamos
equipos que cruzan las fronteras que ellos mismos imaginaron como meta. Su
fuerza es de tal magnitud que contagia y se impregna en sus aficionados o
clientes; no parecen estar trabajando sino divirtiéndose, gozan estar juntos en
una aventura desafiante y placentera a la vez. La química entre ellos es
creciente. ¿Cómo lo logran? Muy simple: son amigos.
Los conceptos académicos se quedan cortos para
explicar esa química; sencillamente han sabido cultivar una amistad real,
sincera, de las que duran toda una vida. Entre sus miembros se atienden
consejos, los roces u ofensas se procesan y se sigue adelante. Todos saben que
la esencia está en cooperar con los otros, en construir y ser dignos de la
confianza de sus compañeros. Como dice W. Von Eschenbach, no temen a los que
discuten sino a los que tiran la piedra y luego se escabullen. Son
confrontativos, directos y exigentes con y entre ellos
mismos.
Esos amigos hablan de todo, hasta de trabajo. ¿Quién
no desea estar donde es apreciado? ¿A quién no le agrada sentirse importante
para los otros? Por supuesto, la rivalidad puede estar presente;
pero, por encima de ella se tiene conciencia de que, como expresa el Rabino H.
Kushner: "Cuando se mira hacia atrás, a todo lo que se ha hecho en la
vida, se hallará más satisfacción en las alegrías que se ha provocado en la
vida de otras personas, que en las ocasiones en que se les superó y
derrotó."
Ese pegamento llamado amistad está compuesto de
distintos ingredientes básicos: de tolerancia, solidaridad en los
momentos difíciles, celebración en los otros, humildad, desprendimiento de
apetitos de gloria individual, humor con respeto y crecimiento
personal.
Invertir tiempo en conocerse, estar juntos, acumular
anécdotas y contribuir mutuamente a cultivar una sana amistad, va alejando la
desconfianza para convertirla en una dolencia de otros grupos que no
tienen la visión de ir más allá, y se arriesgan a ser apenas un equipo.
Analice: ¿Tiene usted un grupo, un equipo, o unos
amigos con quienes se divierte, con exigencia, superando retos?